Los 100 días de Accastello
En términos futboleros, la cuarta intendencia de Eduardo Accastello frente a la Municipalidad de Villa María arrancó atajando penales, tiros libres, centros y cualquier pelota que llegue al área. La deuda que le dejó Gill y compañía, que se supo en el Arqueo de Caja dos días antes de asumir la nueva administración, condicionó el arranque de la gestión y aún lo sigue condicionando.
Para salir del fondo de la cancha, primero hay que defender y patear para arriba. Hacer jueguito y salir tocando quedará para más adelante. Lo sabe cualquier futbolero de ley. Accastello debió enfrentar en los primeros días millones de pesos en cheques a corto plazo, deudas con proveedores que aún continúa contándose para determinar el monto final, un parque automotor municipal deteriorado o fuera de servicio, sin sistemas en el Municipio, sin cedulones impresos para cobrar, más de 2 mil empleados para pagarles sueldos y aguinaldos. Sumado al inicio de la “motosierra” a nivel nacional, que impacta en los niveles inferiores de la organización republicana de gobierno.
Con aportes de la Provincia, refinanciación y verificación de deudas y un revalúo de las propiedades (congelado desde 2016), le permitió en los primeros 100 días de gestión comenzar a recuperar la normalidad.
Cualquier intendente municipal, de cualquier signo político, que se encuentre con semejante descalabro económico al asumir, arrancará atajando penales con la cancha embarrada y la pelota mojada. Algunos irán adentro, otros se atajarán con la punta de los dedos y otros darán en el palo.
“La gestión económica anterior ha sido un desastre manifiesto”, dijo el mandatario esta semana en una rueda de prensa. Y adelantó que en abril presentará el Balance y 3 ó 6 meses la auditoría para exponer “la situación que económicamente encontré”. Hasta ahora, según lo manifestado en el Concejo Deliberante, en el marco de la apertura de sesiones, la deuda verificada asciende a 4.800 millones de pesos. Ese número estará cómodamente por arriba de los 5 mil millones, según fuentes municipales.
Accastello afirmó además que en un año “la ciudad volverá a ser la que nos sentíamos profundamente orgullosos”. Es el plazo, tal vez, para que arranque la administración que quiere desarrollar, tal cual la pensó antes de asumir el 9 de diciembre. Subrayó que -en ese momento- quiere alcanzar el “equilibrio fiscal”, y cambiar de táctica, adelantarse unos metros y empezar a jugar. Que el arco contrario no esté tan lejos.
Ordenamiento económico, Festival de Peñas, mejoras generales en la ciudad, tránsito (ahora arranca el estacionamiento medido), medidas contra el dengue y apertura al diálogo con diversas instituciones son los aspectos, posiblemente, que evidenciaron cambios en la manera de encarar la gestión diaria. Le falta mucho, es verdad, pero el comienzo no resulta sencillo para ningún intendente en este periodo, más aún con una deuda semejante. Tiene una ventaja Accastello en el plano político: todavía no asoma ni la oposición externa ni interna. Tampoco le serviría crearse un potencial rival. No tiene sentido. Por ahora, juega solo. El resto todavía no salió del vestuario.
Martín Alanis

