Milei y el show de sus propuestas
¿Quién asesora a Javier Milei? A juzgar por sus rimbombantes declaraciones públicas desde el inicio de su campaña 2023, pareciera que su estrategia comunicacional busca exagerar su discurso y llevarlo hacia el sinsentido, la nada misma. Más allá del enorme rédito en materia relacionada a caudal de votos y su consecuente onda expansiva que atravesó campos, ríos y ciudades de toda Argentina, resulta ciertamente difícil ponerle el cuerpo a sus propuestas aún para el votante que ubica sus simpatías lejos del peronismo en la gestión.
El candidato “libertario” arrasó en las urnas en provincias donde jamás había pisado, y consolidó un centro de gravedad opositora capaz de obnubilar fortalezas de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. Este nuevo actor, que conformó el poder electoral tripartito en agosto, demostró ser el opositor más fuerte contra la gestión Fernández-Fernández.
Para la UCR sería impensado hablar de universidades aranceladas; El PRO históricamente ubicó su discurso en el anhelo modernista del Estado y manejo de las finanzas pero siempre dejó una pata en la fuente estatal. Por su parte, en la vereda del Frente Cívico, se primó la gobernabilidad y la institucionalidad por encima de las rupturas totales.
¿Que tiene para perder alguién que no existe? Nada. Fueron por todo sabiendo que lo mas probable es la nada. La metáfora de la motosierra caló profundo tanto en los sectores acomodados, medios, como en los que forman parte del 42% de pobres que se ven perjudicados por la indomable inflación de la vida cotidiana. Hay muchísimos argumentos para votar contra el ministro de economía, en esta economía.
Esta tendencia al cambio extremo logró horadar la alianza Juntos por el Cambio hasta dejarla fuera de competencia en octubre. La Libertad Avanza, alianza fundada en 2021 en el centro porteño, no tiene historia en sus hombros, no rinde culto a ningún prócer del pasado y por ende, nadie se pone colorado.
Ese vacío histórico, sumado a las actuales formas de la información, crearon un “holograma outsider” que se transformó en depositario de la confianza de millones de argentinos, pareciera encontrar su techo no tan lejos del 30% obtenido en ambas oportunidades.
Milei, el “anti-casta” no tiene intendentes co-partidarios en ninguno de los casi 1400 municipios, partidos y comunas; no ganó ninguna elección provincial, ni siquiera compitió seriamente. Aunque ya tiene ganado un interesante número en el Congreso, nada puede decirse de su accionar en el Ejecutivo.
En ese punto estamos. Milei atrajo, cuál imán, a un sector que vive en su “metaverso” y que, como todo mundo creado, cuenta con sus propias reglas, líderes y contrincantes.
Pero ¿Es realmente una opción válida para la mayoría de los argentinos? ¿Puede el descontento ciudadano avalar propuestas disruptivas que van mucho más allá de lo electoral y apuntan al corazón de la cultura argentina?
Tal vez sea ésta una de las razones por las que Juan Schiaretti, gobernador de una Córdoba ubicada cada vez más en el centro de la escena nacional, aumentó un millón de votos con respecto a los obtenidos en las PASO. Votantes de distintas provincias encontraron en él a un dirigente con propuestas de cambio, experiencia de gestión, mesurado, y enfrentado al poder central.
Por su parte, Milei no tuvo mesura alguna. Utilizó una estrategia de posicionamiento centrado en los sets televisivos y en las “bombas noticiosas”. Su campaña exprimió como nadie las redes sociales para sacar el contenido de todo contexto y centrarse en las formas. Todo breve, dinámico, llamativo, pegajoso, enfermizo. Claro que estas semillas de disparate concentrado logran germinar en un terreno fértil que tiene en la inflación y la inseguridad, los dos motores del descontento.
La primera de las bombas noticiosas fué instalar nuevamente (no es la primera vez en la historia argentina) la posibilidad de la dolarización, a sabiendas -como buen economista- que sería un tema altamente polémico que lo emparentaría a lo mas cipayo, entreguista y vendepatria.
Luego fué por la venta de órganos humanos, una aberración de solo nombrarlo. El tema generó rechazo de la amplia mayoría, pero le dió una visibilidad pública total bajo la idea de “no existe la mala publicidad”. A dos semanas de las elecciones generales se encargó de ir por el Papa Francisco y hasta proponer la ruptura de las relaciones, nada más y nada menos, que con la Iglesia Católica. Por eso pregunto abiertamente ¿Quién lo asesora? ¿El enemigo?
Es evidente que los sectores religiosos tendrán reparos en votar a un dirigente que hable en esos términos. Pero eso no es todo, desde su entorno y a cuatro días de las urnas, se instaló mediáticamente la posibilidad de que los hombres puedan renunciar a la paternidad, otro delirio en una época signada por la igualdad de género.
El 19 de noviembre, aunque Massa pareciera ser el favorito por múltiples factores, se define la historia en segunda vuelta. No tengo evidencias, pero tampoco dudas: A Javier Milei lo asesora el enemigo y Massa se frota las manos al saber que Juntos por el Cambio bajó del escenario.